¿Cómo juzgamos esto?
Al final del curso recibimos las notas de nuestro hijo de tres años, el cual acaba de terminar justo su primer año en una escuela española.
Es muy pronto para empezar con la escolarización formal, cualquier niño que cumpla a lo largo del año 3 años será aceptado, lo que significa que hay algunos que comienzan su camino escolar desde los ¡2 años!
La verdad que nuestro hijo estaba listo para ello, llevaba yendo a la guardería desde que tenía 10 meses, por lo que necesitaba más disciplina y estructura, pero como su cumpleaños es a finales de septiembre, es uno de los más jóvenes en el colegio y se nota.
La preciosa escuela en la que está se encuentra localizada en un pequeño pueblo español llamado Manilva. Es un colegio cálido y acogedor, donde todo el mundo es muy amable.
En cuanto a la educación que le imparten en el cole a mí hijo, debo decir que me gusta, ya que guarda relación con viejas disciplinas, tales como hacer cola fuera de las clases para entrar, la asignación de asientos que lo hacen ser más independiente, en general pequeños detalles que hacen que estemos muy contentos con este colegio. Sin embargo al leer las notas, me ha dado por pensar en si estamos haciendo lo correcto juzgándolos desde tan pequeños.
Esto me lleva a pensar de dos maneras, porque por un lado aprecio la oportunidad de poder tener un seguimiento del progreso que tiene mi hijo a lo largo del año escolar y saber dónde necesita él más apoyo para mejorar y poder ayudarlo en casa. Pero por otro lado, los comentarios y las expectativas que se les ponen parecen muy exigentes para una pequeña persona que apenas está empezando a vivir y no quiero que él tenga problemas por ser un niño con mucha energía, muy inquieto y curioso.